Traemos hoy las Crónicas desde Pekin de Ana Fuentes
15 de Mayo de 2008 | ANA FUENTES
(Me llamo Ana Fuentes, nací en Madrid y soy periodista. He trabajado en radio (Radio France Internacional, Radio Voz, Cadena Ser), televisión (CNN+, fixer para TF1, France 3 y France 2) y prensa (Diario Metro). Mi próxima experiencia empieza en Pekín, de momento sin billete de vuelta.)
72 horas después del terremoto, Li y su hijo han ido al banco a donar 5.000 yuanes (unos 500 euros) para ayuda a las víctimas del terremoto de Sichuan. A este chófer pequinés ni le sobra el dinero ni ha perdido a nadie en el seísmo, pero quiere ayudar ahora que tiene unos ahorros. "Me acuerdo de Tangshan. Entonces era pequeño, vi morir gente y no pude hacer nada".
Muchos chinos recordaron el lunes aquel 28 de julio de 1976, cuando un terremoto de la misma intensidad, 7.8 grados Richter, arrasó la ciudad de Tangshan, en la provincia de Hebei. Nueve de cada diez casas fueron sepultadas bajo los escombros. Las fábricas, los parques, las escuelas. No quedó nada. Según datos oficiales, unas 250.000 personas perdieron la vida, aunque otras fuentes aseguran que fueron el triple. "Aquel temblor sí que se sintió en Pekín", cuenta Liu Yang, maestra jubilada de 65 años. "Era de madrugada, el cielo se abrió y cayó una lluvia llena de furia".
Tangshan ha sido una de las primeras ciudades chinas en enviar ayuda a Sichuan: 925.000 euros. En Pekín estos días se recuerda, y también se actúa: muchas empresas están recolectando dinero para Cruz Roja china, se están celebrando conciertos de apoyo (http://bokane.org/2008/05/13/benefit-concert-for-sichuan-earthquake/), y cinco canales de la televisión pública CCTV han suspendido su parrilla habitual para ofrecer programación en continuo sobre el terremoto.
Del exterior también llegará ayuda, pero sólo en forma de dinero y suministros. El Gobierno chino no acepta de momento equipos expertos de rescate ni ayuda humanitaria. "No entiendo por qué", dice el chófer Li, "China no puede gestionar todo eso sola, es mucho daño de golpe. Eso también me recuerda a Tangshan. Entonces el presidente Mao [que moriría días después del seísmo, el 8 de septiembre de 1976] tampoco quiso que otros países nos mandasen ayuda. Qué gran error".
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