martes, 12 de febrero de 2008
EL MAGO DE LAS FINANZAS 03
EL MAGO DE LAS FINANZAS 04
EL MAGO DE LAS FINANZAS 05
Intento insertar a continuación una parte del DVD de dicha entrevista
La Peña Gutenberg
LA GUTENBERG, 28 AñOS. Santiago JUANES en la Gaceta Regional del 22 de Enero de 2008.
Está el alcalde "sembrao": el mismo día en el que la empresa Nachi, que comenzó a funcionar el 21 de noviembre de 1977, anuncia su cierre dejando en el paro a 87 trabajadores de más de cincuenta años y veinticinco de antigüedad, va y le envía una carta a Rodríguez Zapatero con la cosa del Archivo, el gran asidero para cuando pintan bastos. Ya digo, "sembrao". Tampoco es que hiciera mucho cuando la Azucarera cerró sus puertas, pero... En fin, que el asunto se comenta por sí solo, el panorama industrial salmantino es en estas horas más tenebroso y quién sabe si no terminará asolado como aquella Salamanca de 1812 de la que trató el último encuentro de la Peña Gutenberg, en Ciudad Rodrigo.
Además de los peñistas, Jesús Domínguez, homenajeadísimo; Laurentino Risueño, maestro de ceremonias y voz extraordinaria, Francisco Ledesma, Jesús Castillo, Julio Sánchez y Joaquín Sánchez, tuve a mi lado a Leopoldo Gómez, presidente de la Cofradía de San Sebastián, y a Alipio Martín, de la empresa El Pilar, un poco más allá a Sebastián Íñigo, que celebraba, como su padre, el santo; Ángel Ferrero, Jesús Arroyo, Andrés Vicente, José María de la Nava; al músico y militar, director de la Coral Segoviana, Ramón Maseosa; a Francisco Ramos, padre del diestro José Luis Ramos, vecino de mesa de Bernardo Rodríguez, presidente de la Peña El Rincón, conocida como la del cocido (más bien la de los cocidos), que fue afamado pastelero antes que fraile marmitón de los tres vuelcos; y Antonio Alonso, Miguel Rubio; el maestro lírico José Antonio Martín, cantor de las esencias de las tierras y gentes mirobrigenses; a Ángel Luis, párroco, poeta y deportista, de afabilidad franciscana, de la que ya casi no se encuentra; también José Felipe, y Ernesto Benito Zamarreño, además de José Ignacio Domínguez, cabeza enciclopédica de Ciudad Rodrigo, que puso su bodega al servicio de la causa Gutenberg el domingo hizo veintiocho años; no digamos José Ramón Cid Cebrián, Paco Morales, Tomás Pérez Delgado, autor de un libro sobre las vicisitudes de un soldado farinato durante la deportación de 1811 contada por él en unos diarios, cuyo hallazgo fue, en sí mismo, una aventura; o Miguel Ángel Martín Mas, hoy por hoy el que más sabe de la Guerra de la Independencia en Salamanca y mejor la cuenta. Era el tema, y nos relató como si la hubiese vivido la toma y saqueo de Ciudad Rodrigo por las tropas de Wellington, el saqueo, las honras fúnebres a los generales muertos, el anecdotario dramático de éstos en aquellos días, la desolación tras la Guerra de la Independencia o cómo ésta fue la reafirmación de la nación española. En medio del drama de la guerra, que era el tema, hubo tiempo para la sonrisa, la emoción, el chascarrillo, que allí había gente sin par para ello, como Tato. Se echó de menos a Moriche, que ha puesto un escaparate sobre el bicentenario que es historia pura, arqueología sin matices, fascinante.
Pocas veces he visto gentes que amen tanto el rito y tengan en tan alta estima a la amistad. Que abracen la vida desde su entrega a Ciudad Rodrigo, también desde la fiesta, porque como le dije a Javier Iglesias, que se incorporó al café (y a la queimada de Julete), hay que unir a los títulos de la ciudad el de muy festera, pues da la sensación de que no para: ya están cortando las gargantillas de San Blas y preparándose para el Carnaval, que las coplas de las III Columnas y los pregones están ahí mismo.
La Gutenberg, oiga, es mucha Gutenberg, hay carrete para largo y uno estaría encantado de ser testigo de ello. Un abrazo para ellos y mi solidaridad con los currantes de la fábrica Ñachi en el paro: no estaría mal que Caldera supiera la noticia, por aquello de que es ministro de Trabajo.