Un piropo, por favor. Por Carmen Posadas
Escribo estas líneas sentada en un destartalado banco publico de la ciudad de La Habana, adonde he venido a pasar unos dias. Ya saben ustedes como son los finales de año, a uno le da por pensar con nostalgia sobre los temas mas nimios, y es precisamente uno de estos temas el que me ha hecho detenerme aquí, cerca del Malecón. Escribo apoyada en dos ejemplares del Granma y quiero aprovechar este dulce bienestar que da el Caribe para hablarles de algo que me ronda desde hace tiempo: me refiero a la decadencia y muerte del piropo en España. Es una pena, pero es verdad; en nuestro pais, el requiebro esta muerto y enterrado: ya puede pasar por delante de un grupo de hombres la propia Kate Moss en cuerpo glorioso, que a ninguno de esos machos se les moverá un pelo. (Huelga decir que a nosotras, simples mortales, no nos escupen de purito milagro. Pero en fin.)
En cambio, aquí y ahora, sentada en mi banco de La Habana, alimento mi desinflado ego con un montón de lisonjas de esas que la dejan a una como nueva. Comprendo que alguien alegue, y con razón, que los latinoamericanos, como los italianos, son mucho mas dados a decir cosas lindas. Pero les aseguro que, al visitar Francia, Inglaterra e incluso Rusia, he comprobado que todos practican esa vieja costumbre del halago callejero, cada uno a su manera. Los franceses, por ejemplo, lo hacen como (casi) una declaración de amor en toda regla que a menudo comienza con un «Oh! Madame». Los ingleses, mas tímidos, aprovechan el sempiterno tema del clima para introducir algún comentario de tipo romántico botánico que invariablemente rematan con un «My luv» ('Mi amor', dicho en cockney). Y, por fin, los rusos mascullan ternuras que lamentablemente no puedo contarles de que tratan... solo se que tienen tono de balalaica. En España, en cambio, país antaño ingenioso en galanteos, ya no se oye una linda palabra, ni siquiera una palabrota como la que antes solían lanzarnos los obreros desde los andamios. Se acabo, las mujeres parecemos no inspirar comentario alguno, ni bueno ni malo. ¿Pero quien mato al piropo? <
6 DE ENERO DE 2008 XLSEMANAL