Descubrimientos de cientificos británicos sobre la acción del tomate en las quemaduras y en la piel.
Un estudio de científicos británicos demuestra que ingerir pasta concentrada de tomate, como la que se usa para recubrir las pizzas, puede ayudar a prevenir los efectos dañinos del sol en la piel y su envejecimiento prematuro
La ingesta de pasta concentrada de tomate, como la que recubre las pizzas, puede ayudar a prevenir las quemaduras del sol en la piel y su envejecimiento prematuro, según un estudio británico.
Investigadores de la universidad de Manchester pidieron a un grupo de diez voluntarios que ingiriesen el equivalente de cinco cucharadas de esa pasta de tomate y diez gramos de aceite de oliva durante doce semanas y, a otro equivalente, que sólo tomase el aceite.
Los científicos expusieron a los voluntarios de uno y otro grupo tanto al principio como al fin del experimento a radiaciones ultravioletas y descubrieron que los del primer grupo tenían un 33 por ciento menos de probabilidades de quemarse a la segunda exposición a los rayos solares.
La culpa la tiene el licopene
El efecto de la pasta de tomate concentrada era equivalente al factor de protección 1.3 de una crema para la piel, según calcularon los científicos. La dieta a base de tomate incrementó además los niveles de procolágeno, molécula que ayuda a conservar la flexibilidad de la piel.
Los tomates no pueden reemplazar a las cremas para la piel, pero pueden reforzar su efecto, según un experto
Los científicos creen que esos efectos benéficos se deben a la presencia en el tomate de un poderoso antioxidante conocido como licopene. Esta substancia, que es la que da su coloración verde a los tomates, tiene la capacidad de neutralizar las moléculas nocivas que se producen en la piel expuesta a los rayos ultravioletas.
Protege el ADN mitocondrial
El daño que producen esos radicales libres en las estructuras de la piel llevan a su envejecimiento prematuro y en los casos más extremos al cáncer de piel.
Así, otro equipo de la universidad de Newcastle descubrió que el licopene limita los efectos nocivos de la luz solar sobre el ADN de las mitocondrias (orgánulos celulares encargados del suministro y administración de la energía necesaria para los procesos celulares).
Las perturbaciones experimentadas por el ADN mitocondrial están también asociadas al envejecimiento de la piel. Comentando el resultado de esos experimentos, el profesor Lesley Rhodes, dermatólogo de la universidad de Manchester, aclaró que no hay que pensar que los tomates pueden reemplazar a las cremas para la piel, pero pueden reforzar su efecto.
"Si el individuo logra mejorar su protección a la larga mediante la dieta, ello puede tener un efecto significativo", explicó el científico británico.