lunes, 28 de junio de 2010

Revista 21

Transcribo a continuación el comentario que hacen en Revista 21
sobre la película-documental La última cima:

Llegar a “La última cima”

pablo escalandoPor varios sitios me ha llegado el eco positivo de “La última cima”, esa película-documental que está teniendo tanto éxito con la publicidad del boca a boca. Algunos de los me habían hablado de ella me enviaron también algún correo electrónico con resúmenes y críticas. Por unas cosas y por otras, los días pasaban y confiaba verla ya en dvd.

También hace unas semanas, el programa “Últimas preguntas”, de TVE, entrevistó al director de “la única película que habla bien de los curas”, Juan Manuel Cotelo. Me dije: “Menudo personaje está hecho el director”. Sin embargo, me llamó la atención el impacto que un sacerdote normal había provocado en él. Parecía que estaba llamado a vivir de una manera diferente a la que había tenido hasta ahora. Además, aunque Cotelo resulta un tanto teatral, algunas de sus afirmaciones no andan demasiado desencaminadas: “Si crucifico a un sacerdote, me darán premios. Si hablo bien, me crucificarán a mí”.

A lo que iba, por fin, ayer domingo, con un grupo de adultos de la parroquia, pude disfrutar en Cádiz –porque se hace hincapié en la alegría- de la historia de Pablo Domínguez, un sacerdote con 42 años que muere en el Moncayo junto a Sara, otra aficionada a la montaña. (Conviene ir al cine para esta cita con una buena compañía, para comentarla luego).

ultima cima cartel El documental se va desgranando a través de los testimonios de personas que conocieron a Pablo, con un montaje excelente: su familia, amigos, compañeros sacerdotes, obispos, alumnos… “No hay ningún sacerdote que me haya convencido”, “es un corpúsculo ingrato”, “existen buenos sacerdotes, gente inteligente y cultivada”… Son respuestas que la gente de la calle, o sea el común de los mortales, piensa sobre los curas.

Hay una pregunta que me impactó: “¿Conoce a algún sacerdote alegre?”. Sencillo, directo, un test para revisar el propio sacerdocio (claro, para los curas esta peli es una auténtica evaluación de la vida y del ministerio, con una nueva metodología, en este caso, cinematográfica). Pablo, decano de Teología de la Facultad de San Dámaso de Madrid, era alegre, provocador, irónico, incisivo. No solía hablar mal de nadie, la palabra “maravilla” era la más registrada en su vocabulario. Sus amigos afirman que es “un cómico de Dios”. Sus consejos animan a seguir caminando: “No pasa nada”, “lo importante es levantarte y recomenzar”. Estar con Pablo es un regalo, hacía el tonto como un niño, contaba historias de la Biblia. “Hacía que te enamoraras del Señor”, afirma uno de los testimonios.

Pablo predicaba muy bien. Su misa de una estaba a rebosar. Sus homilías cortas y con un lenguaje del siglo XXI. Como a tantos curas nos ha sucedido, en el momento de la homilía, algún niño comienza a llorar. Pablo no se molesta. Al contrario, utiliza el llanto del niño para que la asamblea haga un silencio y contemple. El niño se muestra como es, sin caretas, transparente. “Así hemos de ser nosotros para ir hacia Dios”, subraya Pablo, para el que todo lo humano habla de Dios.

Hasta aquí todo bien. Aparece Juan Manuel Cotelo y nos sitúa de nuevo en la realidad: “El problema es que es cura”. Un cura que vive su fe en mitad de la jungla. Una jungla con sus códigos:

- Tú a lo tuyo.

- Aparenta más de lo que eres.

- Compra muchas cosas.

- Date prisa en disfrutar.

Pablo vivía en otra clave: la de la cercanía, la escucha, la disponibilidad las 24 horas. Cercano con todos. Es curioso pero su tesis doctoral, sobre los filósofos de la Escuela de Varsovia, se la publican en Ediciones Libertarias –con una estética diferente a la de un cura con alzacuello-. Sintonizaba con los pobres, que se sentían dignificados por él. No les importaba abrazarlos, ni llenarse de pulgas. Sostenía a la gente con su amistad. Evitó suicidios, abortos… Compartía la historia de las personas y hacía que disfrutaran esa historia, ahondando en su sentido y en su misión. E invitaba a usar la cabeza para creer en Dios.

pablo nariz A él, sin caer en el panegírico, se aplican hermosos adjetivos: brillante, atractivo, inteligente. Humilde, generoso y agradecido. Daba las gracias hasta cuando no tenía que darlas. Se preocupaba por la salud de los demás y no por la suya propia. “Tenemos poco tiempo y hay que hacerlo fructificar”, repetía Pablo. Multiplicaba el tiempo para ayudar a los que le necesitaban, quizá porque, como indica su hermano, “tenía más grande de lo normal el corazón”. Parecía que su ocupación principal era atender a los otros. “Un hombre por sí solo no puede actuar así”, sentencia otro entrevistado.

Y, de nuevo, Cotelo: “Pablo se dopaba con una sustancia prohibida: era consumidor, co-productor y distribuidor de pan y vino. Se comía a Dios”. Ahí está la fuente de la que bebió y para la que vivió. En su ordenación sacerdotal confesó: “Ya no me pertenezco”. Expropiado para Dios, con quien mantenía una relación especial a través de la oración y de su pertenencia gozosa a la Iglesia. Una Iglesia con una gran vitalidad, esperanzadora, luminosa, alegre, apasionada… “¡Qué pena que sea cura”!, de nuevo, el narrador Cotelo habla por el pueblo.

Pablo es muy aficionado a la montaña, a llegar a la cima, a la meta. La montaña tiene para él un significado místico, de la presencia de Dios. En el templo de la creación solía celebrar la eucaristía. Allí descubría la grandeza y la inmensidad de Dios. Desde la montaña contemplaba la inmensidad del universo. Aspiraba a estar en la cumbre, cerca de Dios. “Cuanto más alto se sentía, más gozoso por alzar a Cristo, cuanto más alto mejor. Necesitaba subir al Tabor, antesala del cielo”, destaca otro de los testimonios.

Muere en el Moncayo, una montaña a la que no había subido nunca. Ahí, naturalmente insertas, surgen las palabras de Pablo, de un retiro que ofreció a las religiosas contemplativas del Monasterio de Tulebras: “La vida es un tesoro que hay que dar a los otros”, “anunciar a Jesucristo es nuestra vida”, “la muerte es una puerta; lo importante es lo que hay detrás: la vida eterna”. Las últimas palabras de Pablo: “he llegado a la cima”. Ha corrido la carrera con decisión.

pablo con Benedicto XVI Y ahora, ¿qué? ¿Qué nos transmite la vida de Pablo? “Es posible la santidad”, “tú también puedes ser sacerdote”, “Dios está de tu parte, está empeñado en tu felicidad”, “un sacerdote está para servir al Señor, sirviendo a los demás”, “hemos de amar sin esperar nada a cambio”, “cómo actuaría Pablo en tal o cual circunstancia”…

Perdonad este post un tanto largo. Tomé muchas notas en la oscuridad del cine, en una pequeña libreta y quería compartirlas con vosotros. Termina la película. Se hace un gran silencio. Después comenzamos a dialogar. La vida de Pablo es un testimonio que va a lo esencial, a la hondura de su vocación y de su ministerio. No se queda en lo superficial –si llevar o no llevar alzacuello-, sino que afina en su sentirse volcado hacia Dios y hacia los hermanos. Quita estereotipos, mostrando la vida de alguien normal –no es Fundador, ni misionero, sólo cura…-. A quien no la haya visto, se la recomiendo. Seguro que en otoño “La última cima” será objeto de reflexión y diálogo en grupos parroquiales, colegios, en familia o con los amigos.

Fernando Cordero ss.cc.

Ahí van dos enlaces:

- Programa “Últimas preguntas” sobre “La última cima”:

http://www.rtve.es/mediateca/videos/20100606/ultimas-preguntas/791480.shtml?s1=programas&s2=otros-programas&s3=ultimas-preguntas&s4=

- Web de “La última cima”:

http://www.laultimacima.com/

8 Responses to “Llegar a “La última cima””

  1. “¡Yo también puedo ser así!”
    Hay que ver, aunque esté de promoción, con cuánto entusiasmo lo repite.

  2. Sí, es una invitación a que “todos podemos ser así”, apasionados seguidores de Jesús, ¡con entusiamo!

  3. Lo importante es que su forma de vivir al igual que una onda en el mar transmita sus vivencias y su forma de amar a otros cambiando formas de relacionarse con uno mismo y los demás. Y no pensemos que estamos sólos en esta jungla repleta de fieras, porque estoy seguro de que Dios tiene a más Pablos por ahi.

  4. Gracias Fernando por compartir esta maravillosa historia con todos. Que como dice el bueno de Pablo, ,,La vida es un tesoro que hay que dar a los otros.

  5. Pues sí, Fran, hay muchos Pablos y Paulas, pero de vez en cuando es bueno conocer su existencia, como en el caso de Pablo Domínguez. Y, como nos recuerda Manuela, el testimonio de Pablo nos invita a aprovechar el tesoro de la vida en la entrega a los demás. Un abrazo, Fernando ss.cc.

  6. Muchos los llamados y pocos los elegidos, hay muchos Pablos como también hay: Teresa de Calcuta, San Damián, Hna. Cristina, Padre Luis, etc. que con su vida de oración y entrega a los demás son un gran referente en la vida de un cristiano.
    Gran película, gracias y mil gracias más Fernando, por proponernos verla, verdaderamente ha sido una maravilla.

  7. La verdad que poder compartir el visionado con tanta gente buena fue un auténtico gozo. Ojalá muchos más se animen a ir a verla. Un abrazo, Fernando ss.cc.

  8. Muchas gracias,voy a verla lo más rápido que pueda para poder comentarla contigo.
    José Luis

viernes, 25 de junio de 2010

Más de Pablo Dominguez

Me ha llegado un pequeño vídeo de YouTube, en el que Pablo Domínguez
debate sobre la existencia de Dios.
Intento ponerlo.



miércoles, 23 de junio de 2010

Juan Manuel Cotelo. Vídeo 2 de 2

Y ahora intento colocar aquí el segundo vídeo de la entrevista que le
hicieron en el Canal Popular a Juan Manuel Cotelo.





Juan Manuel Cotelo en Canal Popular 2 de 2 from Ernesto de Benito on Vimeo.

Cotelo en canal Popular. Video 2 de 2

Juan Manuel Cotelo. Vídeo 1 de 2

Hace unos días, entrando en el televisor en el Canal Popular, ví que le estaban
haciendo una entrevista a Juan Manuel Cotelo, el director del Documental La
última cima, sobre el sacerdote Pablo Domínguez Prieto. Y comencé a grabar.
Como resultado he obtenido dos vídeos.

Intento poner a continuación el primero de los dos




Juan Manuel Cotelo en el Canal Popular 1 de 2 from Ernesto de Benito on Vimeo.

martes, 22 de junio de 2010

Maria Dueñas




María Dueñas, autora de "El tiempo entre costuras" anuncia una nueva novela. Está
ahí, en la foto, sentada en los escalones
que dan entrada al Colegio Mayor Pedro
Poveda, en el que ella estuvo aposentada
durante los 5 años en que estudió en Madrid
Filosofía y Letras.
Transcribo a continuación la entrevista que
le han hecho recientemente en el ABC.



MARIA DUEÑAS

Un año entre costuras

ABC recorre con la escritora revelación de

la temporada uno de los escenarios de su

nueva novela: el Colegio Mayor Poveda

Por PALOMA CERVILLA Fotos DE SAN BERNARDO

Hace ahora un año, una novela, cuya única pretensión era la de cumplir un sueño, se deslizó tímidamen­te por las librerías de toda España. Un lector, quizás seducido por el perfil enig­mático de la mujer que aparecía en la porta­da, semioculto bajo un pequeño sombrerito de época, y que miraba más allá de sus cos­turas, compró un ejemplar. Y luego fue otro, y otro más, y aquella mujer, de nombre Sira Quiroga, acabó enamorando a muchos más, y su encanto personal terminó por rendir a su pies a más de trescientos mil lectores, a los que hoy sigue conquistando y cuyo lí­mite nadie se atreve a decir dónde esta. Al mismo tiempo que su coqueteo incesante la proyectaba hasta convertirla en el éxito literario del año, la novela arrastraba en su carrera firme hacia la fama y el reconoci­miento literario a quien nunca lo pretendió, una mujer de modales suaves, sensibilidad cautivadora y cercanía entrañable, llamada María Dueñas, autora de «El tiempo entre costuras». Su primera y, hasta ahora, única novela.

Sira Quiroga, la protagonista del libro, arrancó a María de la normalidad de su vida en Murcia, donde es profesora titular de la Universidad, esposa y madre de dos hijos, y la lanzó a una aventura literaria, tan nueva como apasionante, que durante este último año ha transitado vertiginosamente entre los pliegues y las costuras de las páginas de su primera novela.

Sin perder un ápice de esa natural com­postura personal, la misma que siempre tuvo, antes de que el éxito llamara a su puerta, y que está delicadamente tejida sobre una tela de valores personales sólida­mente asentados, María revive junto a ABC la irrepetible experiencia de este último año, porque ella sabe que nunca habrá otra igual. Gira su mirada atrás, pero sin perder de vista el horizonte, aquél por donde ya empieza a vislumbrarse su próxima novela como apasionante, que durante este último año ha transitado vertiginosamente entre los pliegues y las costuras de las páginas de su primera novela.

Sin perder un ápice de esa natural com­postura personal, la misma que siempre tuvo, antes de que el éxito llamara a su puerta, y que está delicadamente tejida sobre una tela de valores personales sólida­mente asentados, María revive junto a ABC la irrepetible experiencia de este último año, porque ella sabe que nunca habrá otra igual. Gira su mirada atrás, pero sin perder de vista el horizonte, aquél por donde ya empieza a vislumbrarse su próxima novela. Y lo hace en un lugar, en el que quizás ella, sin pensarlo, comenzó a fraguar esta nueva entrega, hace más de veinte años: el Colegio Mayor Padre Poveda de Madrid, de la Ins­titución Teresiana, uno de los muchos es­cenarios donde se desarrollará su segundo libro, y en el que residió durante su época universita, allá por la década de los ochenta.

Historia de un éxito inesperado

Mucha gente se pregunta cómo ha llega­do esta escritora novel a convertirse en una de las más leídas de España con su único libro publicado. Cómo llegó su his­toria a manos de una editorial, cómo consiguió publicarla. La realidad es mu­cho más sencilla, y sorprendente, de lo que parece.

María sólo tenía, y no era poco, la histo­ria de Sira Quiroga sobre el papel. No sabía qué hacer y decidió buscar en in­ternet «¿cómo se publica un libro?». La primera respuesta de la red era que te­nía que tener un agente. Dicho y hecho, inició la búsqueda de agentes literarios en la red. Le salió una lista de nombres y picó la letra «A» y llamó por teléfono al primer nombre que apareció. Era una mujer, Antonia Kerrigan, que le pidió que le enviara la prueba del libro. Y así fue. Tanto gustó a Antonia el libro, que lo envió a la editorial con la que trabaja­ba con unos informes excelentes. María no sólo remitió «El tiempo entre costu­ras», sino también el esquema de la pri­mera novela que quería escribir, que se­rá la segunda que se publique. La novela cayó en las manos de esos cazadores de talentos que intuyen el éxito antes de que éste se produzca. Y el olfato no falló. El libro salió a la venta con una primera edición de tres mil ejemplares. Se ha multiplicado con más de 300.000 y die­cisiete ediciones.

En junio de hace un año salimos con una edición de 3.500 ejempla­res y, desde el principio, la reacción de los lectores fue muy positiva. Comenzaron a sucederse las ediciones y tuve que irme habituando a las entrevistas, a que los lec­tores me escriban y me cuenten cosas. Yo he recibido todo con mucha alegría, mucha satisfacción y mucha gratitud ».

Pero hubo un momento en que el libro tenía ya vida propia y, entre risas, admite que «me superó». Entonces, fue consciente de que Sira Quiroga había revolucionado

r su vida: «Me di cuenta que había perdido el control cuando no podía llevar a cabo los planes que yo tenía previsto. Quería empe­zar a trabajar en enero en mi nuevo libro pillado con 45 años, cuando ya tienes los puntales de tu vida muy bien anclados».

Sus hijos «están encantados» con el éxito de su madre, «pero ellos están en su pro­pia realidad y esto sólo es un añadido»; y su marido es el «primero que me ha apoyado desde el principio, cuando escribir era sólo una ilusión que se podía quedar en nada, en un documento en mi ordenador. Lo sigue todo con mucha ilusión».

Nueva historia

Después del vértigo que da vender más de 300.000 ejemplares de su primera novela, saber que se va a traducir a ocho lenguas, que se va a publicar en Estados Unidos y que incluso se llevará al cine, ya que una productora ha comprado los derechos de la obra para- hacer una serie de televisión, María Dueñas afronta el futuro con «mucha tranquilidad, con muchas ganas de escri­bir, pero no pensando que voy a dar el gran pelotazo. Me apetece mucho sumergirme en otra historia que resulte tan atractiva como ésta. Esta es mi intención y la voy a abordar con todo mi optimismo, con todas mis ganas, con toda mi ilusión, y con el ob­jetivo de conseguirlo. Después, ya veremos, tendrán que juzgarlo los lectores». ¿Y cómo será esta nueva historia que haga olvidar a los lectores la vida de Sira Quiroga? «Me gustaría escribir una novela larga en la que se entrecrucen historias, que haya saltos en geografía. Quiero situarla entre España y Estados Unidos, que tenga que ver con la vida universitaria y que, como en "El tiem­po entre costuras", haya sorpresas, encuen­tros, quiebros inesperados, una historia ágil y de muchos personajes. Arrancará en presente y tendrá flash back del pasado».

Girará en torno a la vida de una estu­diante universitaria que viene a España y que se alojará en el Colegio Mayor Poveda, «pero en una época anterior a la mía, tengo ya la referencia, pero voy a tener que docu­mentarme con las alumnas que estuvieron aquí una década antes». Un tiempo sobre el que María Dueñas guarda un cálido recuer­do: «Los años de estudiante universitaria marcan tu vida y tu futuro, tu destino, en cierta manera. Mis cinco años de la carre­ra los pasé viviendo aquí. Son unos años entrañables que recuerdo con muchísimo cariño, por todo lo que supusieron. Por las amistades, por los recuerdos y me ha encantado la idea de volver aquí otra vez, volver a tener vinculación con alguna cosa del pasado, que siempre había recordado con mucho cariño».

Fueron unos años universitarios tan in­tensos, con una vida colegial tan llena, que le dejaron tanta huella, que este guiño en su nuevo libro es el mejor homenaje que puede hacer para devolver todo aquello que reci­bió.


domingo, 6 de junio de 2010

Pablo Domínguez y la última cima

En el programa ultimas preguntas del día de hoy se ha hablado de la película La última cima y del
cura Pablo Domínguez Prieto, doctor en filosofía y doctor en teología, que subió a los brazos del
Padre en el Moncayo (Zaragoza).
Traigo el vídeo del citado programa Ultimas Preguntas:



Pablo Domínguez La última cima from Ernesto de Benito on Vimeo.