sábado, 9 de mayo de 2009

Propuesta de Mario Conde para la crisis financiera

Con motivo de un congreso que tuvo lugar en Avila el pasado año 2008,
Mario Conde tuvo una entrevista con la revista alemana Aufgang, cuya
traducción, con permiso de Mario Conde, ponemos a continuación:

Mario Conde

Del Banco a la Mística

Una propuesta sorprendente para la crisis

financiera1

El tema

Con vistas a la situación mundial la distinción entre optimismo / pesimismo ha

perdido su sentido. Después de las sacudidas del siglo 20. se tambalea una vez

más el edificio de la civilización tecnológica. Mas en comparación con las

pasadas crisis parece haberse agudizado la gravedad. Por dos razones: por una

parte, los medios exponen al ciudadano, que ve peligrar el fundamento

material de su vida, el caos de que emerge el desorden económico, por otra, la

globalización hace que la totalidad pueda derrumbarse en cualquier punto del

planeta.

Ante tamaña eventualidad comienzan los científicos a admitir abiertamente

lo que hasta entonces habían guardado más bien para sí: la ciencia no puede

solucionar ya los problemas. El hombre no puede controlar el curso de los

acontecimientos. Los fenómenos se han independizado, por decirlo así, y

determinan la dirección. En el mundo dominan ahora las coordenadas: ciencia,

globalización, dinero.

El clima de inseguridad mundial obliga a hacer preguntas insólitas: ¿Cómo

va a poder mejorar la situación de la humanidad la ciencia, si es ella

precisamente el problema? Igualmente: ¿Cómo van a superar de manera

duradera la crisis los expertos financieros que la han provocado? Hace falta

más capital ¿Cómo podría ese aumento cambiar el rumbo en buen sentido si el

desastre proviene de la manera de tratar el dinero?

Se habla de un posible final del capitalismo. ¿Cuál sería la alternativa

puesto que el comunismo ya fracasó? Se compara la situación actual con la del

año 1929 en que circunstancias caóticas prepararon en economía y finanzas la

catástrofe.

¿Cuál sería hoy la tarea? Se trata naturalmente de encontrar caminos que

ayuden a salir pronto del atolladero en que millones de familias de todo el

1 Una conversación previa con Mario Conde mantuvieron, en su casa de Madrid, el 02. 10.

2008 los Editores de Aufgang, José Sánchez de Murillo y Martin Thurner. El día

04.10.2008 tuvo lugar como colofón del Congreso „De la ciencia a la mística“ (Von der

Wissenschaft zur Mystik) en Ávila una mesa redonda, durante la cual Conde expuso y

discutió sus tesis ante numeroso público internacional en el Auditorio Máximo de la

“Universidad de la Mísitica”.

mundo pueden sucumbir. Pero además de eso es urgente elaborar un nuevo

sistema financiero que excluya en el futuro calamidades semejantes.

Condición indispensable para ello es desenmascarar la verdadera causa y

afrontarla.


Interviú


1. Carrera profesional y camino místico


Aufgang: ¿Señor Conde podría Vd. presentarse a nuestros lectores?

Conde: Con mucho gusto, pues es para mí un honor hablar con Vds. sobre la

crisis financiera y la situación mundial. Ahora bien, ¿quién soy yo? Una

persona atrevida, si considero que, experto en finanzas, voy a hablarles como

„místico“.


En primer lugar las fechas: Nací el 14 de septiembre de 1948 en Tuy

(Provincia de Pontevedra, Noroeste de España) y estudié Derecho y Economía

en la universidad jesuita de Deusto (País Vasco). Aunque suelo decir que soy

ahora libre porque ya no siento vanidad, me llena todavía hoy de orgullo el

hecho de haber llegado con tan sólo 24 años a Abogado del Estado en Toledo,

integrándome así en la élite de la justicia española de aquel tiempo.


Aufgang: No sólo concluyó Vd. los exámenes necesarios para ese puesto como

el mejor de su promoción. Anteriormente ya había sobresalido por sus

brillantes notas tanto durante la carrera como en el doctorado. Después de su

actividad jurídica en Toledo y en Madrid ocupó Vd. en una subida meteórica

impresionante puestos claves en distintos campos empresariales. Por todo ello,

y también por su proverbial elegancia, se convirtió Vd. en los años 80 y 90,

como símbolo de éxito, en un ídolo para generaciones de españoles.


Conde: Después de Toledo y Madrid realicé en la industria farmacéutica

actividades que culminaron en fusiones internacionales de empresas. Luego

fuí elegido con 39 años Presidente del Banesto (Banco Español de Crédito),

uno de los mayores bancos españoles que dirigí durante siete años (1987–

1993).


Aufgang: La fusión de empresas realizada por Vd. fué una de las más

voluminosas en la historia de la economía española. Vd. presidía uno de los

grupos financieros españoles más potentes, y además sacó Vd. al Banesto en

poco tiempo de una peligrosa crisis y lo convirtió en un exitoso centro

financiero con grandes ganancias para los accionistas. Todo ello lo hizo a Vd.

no sólo muy popular; también le proporcionó en altas esferas sociales respeto

y reconocimiento. Mantuvo relaciones de amistad con miembros de la casa

real. La Universidad Complutense de Madrid le concedió el grado de Doctor

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honoris causa. Pero el éxito profesional y social no lo era todo …


Conde: Desde siempre he tenido pasión por preguntas existenciales y

espirituales, no sólo, como opinan muchos, desde mi proceso judicial con el

consiguiente encarcelamiento2 o desde el fallecimiento de mi querida esposa

Lourdes, que murió tras grave enfermedad el 13 de octubre de 2007. Todos los

momentos esenciales de mi vida están marcados por una actitud

fundamentalmente espiritual.


Aufgang: Su desarrollo espiritual es tan impresionante como su carrera

profesional. ¿Podría Vd. esbozar su biografía espiritual?


Conde: Ya en mis años de colegio me sentía atraido por el Dios de la Iglesia

Católica, mi trato con él se intensificó durante mis estudios en la Universidad

de los jesuitas. Iba diariamente a misa, comulgaba con frecuencia, pasaba

además muchos momentos en el templo. Sin embargo, todo ello no me

satisfacía plenamente. El Dios cristiano es un Dios muy cercano, un amigo por

decirlo así, con quien se puede hablar. Pero desde mi estudio del Tao se me ha

hecho patente, que el lenguaje de Dios es el silencio – las palabras

corresponden más bien al leguaje humano. Las verdades de la fe y los dogmas

constituyen un refugio en que los humanos pueden descargar sus miedos,

como yo mismo lo hacía en aquellos tiempos. La transformación de la

espiritualidad o de la mística en una religión determinada entraña el peligro de

confundirlas con un refugio. Veo en ello un gran problema. Pero de ese

entendimiento me separaba todavía un largo camino, plagado de crisis y

desesperación.


Aufgang: ¿Fué ese el momento más difícil de su desarrollo espiritual?


Conde: Fué por el año 1968, en la época de la sublevación de los jóvenes,

cuando, desengañado de las formas tradicionales de espiritualidad, caí en el

estado de ánimo que describe Sastre en La nausée. Sufría el sinsentido

absoluto de la experiencia nihilista del ser. Entonces la vida me parecía

impregnada de la sensación de repugnancia ante todo, ante el mundo y ante mí

mismo.


Aufgang: ¿Como consiguió Vd. encontrarle de nuevo sentido?


Die Worte des Ratjahama 3

2 Se refiere al llamado „Caso Banesto“, que, tras intervención del Banco de España el 28 de

diciembre de 1993, fue abierto el 15 de noviembre de 1994 y cerrado el 29 de julio de 2002

con sentencia del Tribunal Supremo del Poder Judicial. Tanto en círculos competentes

como en amplios sectores de la opinión pública se consideró entonces y se sigue

considerando hoy el Caso Banesto como un oscuro proceso político. En el año 1999, en

pleno proceso pues, Mario Conde fue elegido por el CDS (Centro Democrático Social)

candidato para las elecciones parlamentarias de 2000, que perdió.


Conde: No fué tan sencillo. Al contrario de la doctrina budista, la nada

sartriana no era una respuesta. Eso lo sentía mi espíritu, y estaba, por ello, en

continua inquietud, aunque el cuerpo descansara. Tenía que romper,

levantarme y volver a caminar. De esa manera me acerqué a la esotérica, al

estilo por ejemplo de la antroposofía de Steiner.


Aufgang: ¿Pudo sacar Vd. algo positivo de la esotérica?


Conde: Desde luego. Una esotérica bien entendida existe en cada religión y en

cada tradición espiritual, por tanto también en el Cristianismo e incluso en el

Islam. Si se profundiza en esos impulsos esotéricos, las religiones se

encuentran, convergen directamente en el mismo centro. Y sólo con la unión

de las fuerzas espirituales podrá solucionar la humanidad sus problemas, esa

es mi firme convicción.


Aufgang: Hablaba Vd. antes del significado del Tao. ¿Se refería Vd. a esa

unión?


Conde: Durante mis estancias en la cárcel me dediqué a estudiar la sabiduría

taoista, impulsado por el libro Sufismo y Taoismo del japonés Izutsu

Toshihiko. De ahí surgió mi libro La Palabra y el Tao. Escribir ese libro, fué

para mí una experiencia clave. Durante ese trabajo me ví confrontado en lo

pequeño con un problema que me parece decisivo referente a lo humano en

general: Tan sólo del Tao te ching existen tres versiones con distinto

contenido. ¿Cómo se explica eso? Reflexionando sobre ese problema llegué a

la siguiente conclusión: Son la palabra y el lenguaje los que causan las

diferencias y las divisiones. En el momento en que propongo algo, lo aíslo y lo

coloco frente al todo, lo arranco del mismo y destruyo de esa manera ambos.

Por el contrario: trascendiendo la palabra, encuentro de nuevo la plenitud, que

es, al mismo tiempo, el vacío budista. No lo que se puede pronunciar o escribir

es el “Tao”, no, sólo el silencio es, al mismo tiempo, „camino y meta“. Por eso

culminan todas las grandes tradiciones espirituales en el callar místico, en el

silencio.


Aufgang: ¿Es, pues, el descubrimiento del silencio el contenido esencial de su

experiencia mística?


Conde: A partir de la experiencia del silencio mi vida se ha renovado. El

silencio, pienso yo, podría cambiar también la vida social, política y

económica. A una persona que no sea capaz de pasar tiempos de silencio, yo

no le confiaría nada importante ni le daría responsabilidad alguna.


Aufgang: ¿Qué encuentra Vd. en el silencio y cómo llega a él?


Conde: Hay que frecuentar tiempos y lugares de silencio. A veces, hay que

saber crearlos. Cada día me levanto a las cuatro de la mañana para encontrar al

Die Worte des Ratjahama 4

silencio. Hace poco pasé un tiempo en un monasterio cisterciense. Los

conventos me han fascinado desde siempre como lugares de silencio. Como

tales tienen un significado perenne para la humanidad. En el callar del silencio

se encuentra, en primer lugar, libertad. La verdadera libertad no es un estado

material, se puede experimentar también en la cárcel, porque es algo

espiritual. Más aún: es algo que afecta al centro emocional de la persona

humana. En el silencio se encuentra, no lo puedo decir de otra manera, „la

pureza de corazón”.


Aufgang: Estä Vd. casi citando las bienaventuranzas: „Beatos los limpios de

corazón.”


Conde: Con la expresión „Pureza de corazón“ califico un estado de plenitud

espiritual, que se encuentra más allá de las palabras y trasciende todos los

límites.


Aufgang: ¿Se trata entonces de un malentendido cuando se piensa que el

silencio místico aparta a los hombres del mundo y de los demás?


Conde: Eso es ciertamente un malentendido. Verdad es más bien lo contrario.

Yo lo he experimentado. Precisamente en tiempos de profundo silencio, como

en la cárcel o después de la muerte de mi esposa, mis relaciones con los demás

ganaron en intensidad y calidad. En el silencio del corazón se está más cerca

de las personas amadas, aunque se esté separado de ellas físicamente, incluso

más allá de la muerte.

2. La crisis financiera actual


Aufgang: El „místico“ vive de la experiencia que todo está relacionado con

todo. Por eso, es una impresión superficial si nos parece fuera de sitio hablar

aquí de los problemas actuales del mundo financiero. Queremos intentar con

Vd. un diálogo entre mística y economía – se podría decir ¡entre San Juan de

la Cruz y Carlos Marx! Comencemos con un análisis de la situación. ¿En qué

consiste la crisis?


Conde: En primer lugar precisemos que estamos actualmente no ante una

crisis económica, sino ante una crisis financiera.


Aufgang: ¿Podría Vd. explicar la diferencia entre economía y finanzas?


Conde: Con mucho gusto. Se entiende por economía la creación, distribución

y adquisición de bienes para cubrir las necesidades humanas. Esos bienes

pueden ser alimentos, artículos de uso diario, mas también artículos de lujo,

productos culturales y servicios de todo tipo. Todos esos bienes tienen para

nosotros un valor que expresamos en unidades monetarias, entre otras cosas

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para hacer posible su distribución y mejorar su calidad, lo cual repercute

evidentemente en el bienestar de todos. Por ello, actualmente (todavía) no

tenemos crisis económica, porque al menos en los países desarrollados no

faltan los bienes ni falla su distribución.


Aufgang: ¿Cómo es posible una crisis financiera que no incluya una crisis

económica?


Conde: La sorpresa que expresa su pregunta muestra que, en efecto, se trata de

una locura. Las causas de la crisis provienen de un fallo en el desarrollo dentro

del sistema originado por la codicia de algunos individuos que, todos juntos,

representan una buena cantidad de ejecutivos.

Aufgang: Durante sus años de actividad en el sector financiero Vd. llamó la

atención sobre ese desgobierno y advirtió de sus consecuencias. Con ese aviso

no haría Vd. probablemente muchas amistades. Porque ¿quién es capaz de

renunciar a un enriquecimiento personal rápido, aunque ello tenga como

consecuencia la ruina de naciones enteras?

Conde: El punto clave está en la relación entre bienes económicos y valores

financieros. El sistema financiero estaría en regla si los valores monetarios

correspondieran aproximadamente a los bienes reales y si esta

correspondencia se mantuviera. Digo „aproximadamente“, ya que la suma de

los valores financieros puede y debe ser algo mayor que los bienes

económicos para poder impulsar y dinamizar los procesos de producción

económica. Pero sólo un poco, de 10 a 20 por ciento, ¡no más! Con ello se

promociona el crecimiento. Los bancos deberían invertir y prestar dinero sólo

con esa finalidad, que era la idea originaria. Los procesos referentes a la

promoción de los bienes económicos concretos tienen que ser siempre la base

a partir de la cual los bienes financieros se definen y desarrollan. El dinero

tiene que servir para hacer posibles los procesos de producción, ni más ni

menos. Sólo así funciona el sistema en que economía y finanzas están

mutuamente relacionados. Las finanzas son siempre algo artificial, no así los

bienes económicos. Es lógico, pero, tras largos años de perversión del sistema,

suena para la mayoría sorprendente. ¡El dinero no tiene valor en sí mismo!

Aufgang: Entonces, ¿la raíz del problema consistiría en una alteración en la

relación entre valores financieros y bienes económicos?

Conde: Efectivamente. Pero la palabra „alteración“ se queda corta,

¡destrucción sería el concepto justo! Comenzó con que algunos „mercados

financieros“ se desarrollaron independientemente. La relación de dependencia

de los valores financieros de los valores económicos se fué perdiendo de vista

hacia finales de los años ochenta hasta que desaparecieron totalmente.

Paradójicamente esa independencia de los mercados financieros en Europa fue

estimulada por gobiernos socialistas. Ya no se negociaba con bienes y

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servicios, sino con unidades financieras de todos colores, paquetes de

acciones, fondos y todo lo que se ofrecía en el mercado globalmente libre. El

dinero se convirtió en un valor en sí mismo. Lo cual es por definición y

absolutamente ¡falso! Dinero que se convierte en un valor en sí mismo, deja

de tener valor, puesto que su verdadero „valor“ le viene de un factor

económico que está fuera de él.

Aufgang: Esa perversión tenía que llevar, tarde o temprano, al desastre.

Conde: Inevitablemente. Por medio de la negociación a nivel mundial de

papeles financieros se infló de tal manera la suma de los valores del dinero

que éstos, en poco tiempo, se llegaron a cotizar cien veces y más del valor real

de los bienes económicos – con tendencia ascendente. Pero eso es como un

globo. Si lo inflo más de lo que puede aguantar, explota. Y entonces nota el

niño que su volumen sólo contenía aire, y que ahora su envoltorio está roto.

Exactamente en ese punto nos encontramos ahora en los mercados financieros.

Éramos como niños que se dejaron deslumbrar por el enorme tamaño de un

globo financiero, sin percatarnos de que mientras más lo infláramos más

pronto explotaría y nos arrasaría con su explosión. La masa inflada de dinero

sólo existe en los números de los bancos, fuera de ahí carece de valor. El

dinero inventado se hizo más importante que los bienes reales. El que „tiene“

ese dinero, vive en la ilusión de poseer algo, que en realidad no es nada, algo,

que no existe. El dinero y los valores reales han dejado de corresponderse. El

sistema financiero se derrumba.

Aufgang: La quiebra de los mercados financieros, la amarga constatación que

sus valores eran sólo imaginarios ¿llegará a repercutir más tarde o más

temprano en la economía?

Conde: Naturalmente. Llegará a repercutir, porque los hombres de la

economía han acoplado sus bienes a las ganancias financieras obtenidas

artificialmente, a un dinero inventado, con la idea de obtener mayores

beneficios. Las enormes pérdidas causadas por el derrumbamiento de los

mercados financieros tienen que ser compensadas forzosamente por medio de

bienes reales, en concreto por ejemplo con impuestos, es decir, a fin de

cuentas, con las posesiones y el trabajo „de los ciudadanos normales y

corrientes“, de cada uno de nosotros. Eso puede llevar consigo a medio plazo

un empobrecimiento colosal de amplios sectores de la población. El mercado

financiero, inflado artificialmente, era una base imaginaria, sin contenido real,

y nosotros todos hemos cometido el error de apoyar sobre ella nuestra

economía. No es, por tanto, sorprendente que ese fundamento imaginario

resulte ahora ineficiente y nos arrastre tanto más profundamente al abismo

cuanto más lo hayamos inflado.

Aufgang: ¿Es, por consiguiente, una conclusión errónea creer que la crisis no

afecta al individuo concreto porque tiene lugar en los „abstractos“ mercados

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financieros globales?

Conde: Naturalmente. Cierto es los contrario, ya que, de alguna manera, todos

hemos colaborado y también nos hemos aprovechado a corto plazo. Una toma

de beneficios en la bolsa de Tokio puede significar la ruina para una familia

de campesinos en Argentina. Permítanme aclarar este punto con un ejemplo

concreto que ha sucedido realmente: Una persona posee un terreno cuyo valor

es – digamos – cien. Entonces viene un asesor financiero y le dice que su

terreno no sólo vale cien, sino mil, porque se pueden construir sobre él casas y

venderlas con ganancias. A continuación, el dueño del terreno va a un banco.

Este le ofrece sobre la base de los beneficios esperados de la venta de las

viviendas y de la subida de precio de las mismas un préstamo de cinco mil, de

los cuales él sólo necesita mil para la construcción de las casas, los otros

cuatro mil los invierte en acciones del mismo banco que le asegura una

próxima subida. Ahora bien, las acciones del banco bajan a causa de pérdidas

en los mercados financieros globales, las casas no se construyen a causa de

una crisis inmobiliaria. Sin embargo, el banco exige al dueño del terreno la

devolución del préstamo con los intereses. El hombre pierde su terreno, sólo le

quedan deudas de dimensiones astronómicas. Un dinero inventado arrastra a la

persona con su familia a la ruina. Es un caso concreto, pero no único.

Precisamente en los casos concretos se percibe con más claridad el grado de

perversión que ha alcanzado la situación global.

3. Buscando una salida: ¿Trascendencia espiritual?

Aufgang: La crisis actual, cuyas causas nos ha expuesto Vd. con claridad

diáfana, recuerda en cierto sentido la situación de Europa después de la

Segunda Guerra Mundial. Todos sabían que nada seguiría igual que antes, y

todos decían que semejante barbaridad no debería pasar nunca más. Pero

todavía no se habían recogido los escombros de las ciudades destruidas y ya

estaban otra vez los frentes de guerra preparados. Americanos y soviéticos se

habían enemistado. En lugar de aprender de la catástrofe, comenzaron a

armarse de nuevo hasta los dientes. „La ocasión perdida“ calificó la escritora

alemana Luise Rinser la situación con la mirada puesta en su país. ¿Qué

podríamos hacer para aprender de la actual crisis financiera? ¿Cree Vd. que su

experiencia del silencio y de la limpieza de corazón podrá llegar algún día al

mundo de las finanzas? ¿Hay un puente capaz de unir esas dos dimensiones?

Conde: Yo dejaría de hablar si no creyera que es posible y que ese puente

existe. El silencio místico y las turbulencias de los mercados financieros

parecen, efectivamente, a primera vista mundos irreconciliablemente opuestos.

Pero son personas humanas, las que viven ambas realidades. Desde mi

experiencia del mundo de las finanzas puedo decirles que sólo en muy pocos

casos son responsables del desarrollo perjudicial individuos que podamos

calificar de moralmente malos.

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Aufgang: ¿Cómo explica Vd. entonces que personas, que en el fondo son

buenas, puedan tomar decisiones tan desastrosas?

Conde: Para responder a esa pregunta hay que profundizar hasta las causas

primeras de esta crisis global del sistema Mi tesis es que estamos ante una

crisis de valores sobre las que reposa el sistema y a partir de los cuales se

orientan las personas que actúan en él. El criterio determinante de los

mercados era y sigue siendo la eficiencia.

Aufgang: ¿Pueden la espiritualidad y la mística influenciar el principio de

eficiencia hasta tal punto que sus consecuencias destructivas sean controladas

y superadas?

Conde: La eficiencia tiene que ser dirigida por la trascendencia.

Aufgang: ¿Qué entiende Vd. por trascendencia?

Conde: Literalmente significa „superación“. Para mí el concepto tiene un

doble significado: se refiere, por una parte, a la dimensión social y además a la

absoluta, espiritual-mística. Ambas acepciones están relacionadas entre sí. Yo

opino: sólo si logramos renovar la vida económica y financiera a partir de esa

trascendencia espiritual-mística tienen ellas y tiene la humanidad un futuro.

Aufgang: El concepto de trascedencia espiritual es conocido, pero no tanto el

de trascendencia social. ¿Qué entiende Vd. por ello y cómo podría actuar

sobre la economía y las finanzas de manera que se renueve el sistema?

Conde: Para ello he forjado el concepto de „eficiencia social“. Después del

derrumbamiento de la Unión Soviética coincidí en 1992 durante una

conferencia en Moscú con Gorbatschow. Yo tenía la esperanza de que surgiera

entonces un sistema nuevo y mejor. Por eso le recomendé insistentemente

considerar que el futuro de su país sólo estaría asegurado si junto al principio

de la eficiencia económico-financiera actuaba con el mismo derecho el

principio de la eficiencia social.

Aufgang: ¿Qué quiere decir eso concretamente?

Conde: El mercado económico sólo puede funcionar si no se afirma como una

finalidad en sí mismo, sino como parte de una visión de conjunto que abarca a

la totalidad de la persona humana con todas sus necesidades – así lo advertí

entonces. El que se orienta hacia la eficiencia social tiene que considerar que

sus decisiones en el sector de la economía tienen siempre consecuencias para

muchas otras personas, para naciones enteras, para toda la humanidad. De esa

manera se trasciende a sí mismo y el estrecho horizonte de sus propios

intereses. Eficiencia social implica, por tanto, trascendencia social. Eso es

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responsabilidad en sentido estricto – que es precisamente lo que ha faltado en

los últimos tiempos a los responsables del mundo de las finanzas.

Aufgang: Seguramente se refiere Vd. a algo más que las prestaciones

habituales de la seguridad social como jubilación e instituciones sanitarias o la

igualdad de oportunidades para todos los ciudadanos en la formación, oficio y

participación política.

Conde: Desde luego. La trascendencia social – por muy valiosa que sea su

realización concreta – se derrumbaría en sí misma, como ocurre actualmente

en los mercados financieros, si no está inspirada por la trascendencia

espiritual. No defiendo ni un humanismo intramundano ni una ética laica,

puesto que a ambos les falta la trascedencia. Ya fracasaron lamentablemente.

No creo que sean responsables de la crisis actual.

Aufgang: ¿Cómo puede la eficacia social dejarse inspirar por la trascendencia

espritual?

Conde: Para poder obrar con resposabilidad social hay que tener ideas claras

sobre los contextos en que se actúa y que probablemente van a cambiar como

consecuencia de dicha acción. A cada acción debe preceder una reflexión

sobre la propia situación y sus entornos. En esa reflexión tengo que

desprenderme no sólo de mis metas de eficiencia inmediata, sino también de

mí mismo, y considerarme a mí mismo y a todo lo demás desde un punto de

vista superior. Esa forma de considerar tiene – como Vds. ya han notado– las

mismas características que la contemplación místico-espiritual. Mas sólo

puedo realizarla si me retiro durante un tiempo prudencial del ajetreo

mundano y me distancio de mis propios deseos e intenciones inmediatos. Y

eso lo consigo con el callar, más allá de las palabras, en el silencio – esa

actitud la calificábamos al comienzo de nuestra conversación como la meta del

camino místico. El financiero responsable tendría que ser siempre en el fondo

un místico, capaz de contemplar el todo con su mirada y obrar en

consecuencia.

Aufgang: Trascendencia espiritual como principio del obrar económicofinanciero.

La teoría convence, pero ¿cómo llevarla a la práctica?

Conde: Hice varios intentos durante mi tiempo activo en el sector financiero.

En 1992 dije a los accionistas de mi banco que tenemos que devolver a la

sociedad en forma de valores culturales lo que ella nos confía en valores

financieros. Concretamente intenté realizar con la fundación de la „Madrid

Business School“ una visión para la formación de fuerzas de mando en la cual

se daba a la educación espíritu-cultural y ética la misma importancia que a la

formación profesional financiera. Dentro de sus posibilidades ese proyecto

tuvo éxito. Cada persona con responsabilidad dentro del sector económico,

político y social debería tener claro que para poder cumplir su cometido tiene

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que ser capaz de retirarse de vez en cuando al silencio de la contemplación y

tomar ahí conciencia de la envergadura y las dimensiones de su campo de

acción. Admito que eso supone no sólo ejercicio, sino un cambio radical de

forma de pensar respecto a nuestra moderna „mentalidad-agenda“. Esperemos

que la crisis presente surta ese efecto positivo.

Aufgang: Habría que crear más posibilidades de retiro. Ello supondría también

un nueva tarea para conventos antiguos.

Conde: Para mí es un sueño crear un lugar donde no se haga ni enseñe nada.

Un lugar de puro silencio donde – independiente de su religión y de si creen

en algo o no – las personas puedan reunirse para callar, encontrarse a sí

mismos y tomar conciencia de su responsabilidad frente al todo. Una vez al

día podría tener lugar una especie de „capítulo“ para hablar de temas

espirituales y cambiar impresiones sobre las propias vivencias.

Aufgang: ¿Cree Vd. que para esa renovación espiritual de nuestro mundo

bastaría con volver a nuestras propias tradiciones culturales y religiosas?

¿Serían quizá más eficaces las sabidurías orientales? ¿O habría que crear una

nueva espiritualidad?

Conde: Estoy convencido de que podemos basarnos en nuestras tradiciones

cristianas. Los místicos más significativos del cristianismo son todavía

lamentablemente grandes desconocidos. Se conoce en España a San Juan de la

Cruz tan poco como al Maestro Eckart en Alemania. Si se reducen las

religiones y las tradiciones místicas a su bien entendida dimensión „esotérica“

es decir mística, coinciden todas en lo esencial, según mi experiencia.

Aufgang: Es decir: Vd. piensa que no los elementos dogmáticos, sino los

„místicos“ de las tradiciones religiosas y de las corrientes de sabiduría podrían

hacer posible una superación de la crisis actual de la humanidad, incluyendo el

mundo de la economía y de las finanzas. Pero ¿no son esas ideas místicas

demasiado „esotéricas“ ya que, como lo expresa la misma palabra, están

reservadas a un reducido grupo de iniciados?

Conde: Sólo esos momentos místicos podrán prestar la ayuda decisiva.

Aufgang: Parece a primera vista imposible que los grandes pensamientos de

los sufis islámicos, de la cábala judía, de los boddisatwas budistas, de los

upanishadas indios o de los místicos cristianos puedan ser aplicados a los

problemas actuales del mundo financiero.

Conde: Permítanme, como conclusión, poner un ejemplo. Cada día me fascina

más el pensamiento del Maestro Eckart que tenemos que volver a ser lo que

éramos antes de que fuéramos. Esa idea manifiesta su fuerza precisamente

cuando la aplicamos al mundo actual de las finanzas. Volver a ser lo que

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éramos antes de que fuéramos significa volver a alcanzar por medio del

silencio místico el estado original que „era“ antes de la creación, antes de que

el ser se dividiera en las categorías „espacio“ y „tiempo“. Dicho con respecto

a nuestro tema: Se trata de recuperar la pureza de corazón.

Aufgang: Otros místicos llaman ese estado el vacio, la nada o el sin-fondo

divino. En el momento extático de la experiencia mística de esa profundidad

originaria obtiene el hombre claridad sobre sí mismo y sobre el contexto

universal en que se mueve.

Conde: La insistencia en la necesidad de retirarse periódicamente a la soledad

no tiene nada que ver con un deseo de huida del mundo o con el quietismo.

¡Estamos hablando para las fuerzas directrices del mundo financiero! Por eso

quisiera repetir el principio mencionado al comenzar nuestra conversación: No

se debería confiar responsabilidad en cuestiones económicas y financieras a

personas que no tengan la fuerza de retirarse periódicamente, de callar durante

un tiempo y reflexionar sobre sí mismas y su hacer. Porque sólo personas

capaces de soportar el silencio y la confrontación consigo mismas están en

condiciones de poner orden en las turbulentas implicaciones de la economía y

las finanzas.

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