jueves, 5 de junio de 2008

CRONICAS DESDE PEKIN




El primer ministro Chino


CRONICAS DESDE PEKIN

Mírenlo. Sonrisa medida, gesto paciente, ni una cana. Es el primer ministro chino, Wen Jiabao. Desde el pasado 12 de mayo, cuando el terremoto de Sichuan conmocionó a toda China, se ha convertido en héroe nacional. Ahora también en Facebook, una de las páginas no censuradas del país. El Gobierno chino asegura que no tiene nada que ver con la incursión del líder, como le llaman, en la red 2.0: "No sabíamos nada sobre el tema. Lo estudiaremos", han dicho.

De momento, Wen, de 65 años, cuenta con más 44.000 simpatizantes que le han añadido su perfil. "Llevaba muchísimo tiempo sin emocionarme tanto por algo, pero esta vez [refiriéndose al terremoto] las palabras y la actuación del premier Wen sí me han emocionado (...) Él, que es anciano, nos ha otorgado a cada uno la fuerza en el momento más triste, la fuerza a toda China", comenta Daisy. "Al verlo me acuerdo del ex primer ministro Zhou [Enlai, primer ministro de China desde el establecimiento del régimen comunista en 1949 hasta su muerte, en 1976], los dos son héroes con un gran corazón". Otra internauta resume: "Nuestro primer ministro es simpático y guapo".

La mayoría de los más de 6.000 mensajes exaltan la actuación del político en la catástrofe del pasado 12 de mayo. Los internautas han colgado vídeos, fotos e incluso lo proponen candidato al Nobel de la Paz. Y es que el 12 de mayo, Wen Jiabao, curiosamente ingeniero geólogo de formación, ya durmió en la zona del seísmo. Visitó las zonas más aisladas y los hospitales, megáfono en mano. A las dos semanas, volvió. Y eso, dicen los chinos, no se olvida.

Lo que tampoco se olvida es que el seísmo ha marcado un antes y un después en la visión que el mundo tiene de China. La gran mayoría de los testigos del desastre asegura que el PCCh actuó rápido, sin dudar, y que desplegó todos los medios que pudo. Precisamente eso le ha valido para lavar su imagen internacional. Se arrastraban meses duros, de tensiones acumuladas por un Tíbet blindado, información con cuentagotas, la antorcha y sus trompicones, los boicots comerciales que no cuajaban y el nacionalismo instigado por el gobierno para tapar una inflación que subía sola. "Esos meses China sólo aparecía en los titulares internacionales cuando se le podía sacar punta, exigirle más que al resto aplicando un doble rasero", critica un periodista. Otro rebate: "El Gobierno chino, que no los chinos, se merece esa mala imagen. Por querer controlarlo todo se le han ido muchas cosas de las manos".

No es que en China quepa mucha crítica a los líderes políticos, pero Wen Jiabao siempre ha gozado de buena reputación y en tres semanas ha hecho dos giras a la zona del terremoto. Superviviente de las luchas intestinas en el Partido Comunista tras los incidentes de Tiananmen, en 1989, y Primer Ministro desde hace un lustro, hoy se le describe como político con experiencia y ganas de trabajar, dos características que ya de por sí tienen peso en la cultura china. También se le alaban éxitos en política económica y un talante conciliador. Las poquísimas voces que se aventuran a lo ácido dicen que "habla tan despacio que desespera".


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