jueves, 22 de mayo de 2008

ANNE PERRY




Esta escritora de novelas policiacas tiene su mérito.

Anne Perry: se ha escrito un crimen.

Un homicidio por amor en su adolescencia la llevó a la cárcel. Pero rehízo su vida y se ha convertido en uno de los nombres más populares del best-seller, como su última novela «Las trincheras del odio»

POR MANUEL DE LA FUENTE

FOTO FRANCISCO SECO

Quién sabe si tras su clásico traje | de chaqueta, su broche de oro en

la solapa y sus pendientes de per­las deuna señora inglesa de toda la vida se esconde alguien capaz de servirnos una o dos tazas de arsénico, más o me­nos por compasión. Pero sí cabe decir (sobre todo, lo dijo un juez neozelandés hace años, muchos años), que Anne Pe­rry, su nombre de escritora, puede ser una pista falsa. Porque hace años, mu­chos años, fue Juliet Hulme, y con sus finas manos de adolescente cometió un crimen, compinchada con su novia de entonces, un amor loco, ciego, literario, excesivo, martirizado, regado por dis­tinta farmacopea (Perry estuvo más de una vez a las puertas de la muerte), y servido en bandeja de plata cinemato­gráfica por Peter Jackson en una pelícu­la sobrecogedora llamada «Criaturas celestiales», en la que Kate Winslet era Juliet Hulme. Perry nunca quiso ver el filme (casi mejor, pone los pelos de pun­ta) y recuerda aquel suceso que le llevó a prisión varios años como «las trage­dias y errores de mi infancia». ¿Un cri­men por amor es menos crimen? «He de­dicado mucho tiempo a reflexionar so­bre ello, y sólo puedo apuntar que no es lo mismo estar enamorado de alguien que amar a alguien», resume Perry.

Rehízo su vida y se ha convertido en una de las autoras de best-seller más po­pulares del planeta. Primero con sus sa­gas victorianas de los detectives Pitt y Monk («la época victoriana es lo sufi­cientemente cercana para que compren­damos sus creencias y comportamien­tos, y al mismo tiempo lo suficientemente lejana para que nos fijemos en su gla-mour, los trajes, la luz de gas... pero la parte oscura de esa época era verdadera y terriblemente oscura...») antes de aco­meter una nueva aventura literaria cen­trada en la I Guerra Mudial («en Inglate­rra se la conoce como la guerra de los poetas y fue cuando perdimos la inocen­cia y murió todo idealismo» de la que acaba de publicar «Las trincheras del odio» (Edi6iones B).

Hace años, mucho años, Anne Perry vio la cara del Mal muy de cerca, tan de cerca que el diablo pasó algún tiempo de okupa en su alma. Finalmente lo exorcizó con el trabajo, el sacrificio y su pertenen­cia a la Iglesia de Cristo de los Santos del los Últimos Días, a la que pertenece: «La fe es la mejor herramienta que tenemos contra el Diablo», afirma la escritora, po­niendo el dedo en la llaga de las tinieblas.

Parece una señora inglesa de toda la vida. Y lo es. Pero si alguna noche an­dan ustede cerca del Támesis y la niebla londinense comienza a espesarse y oyen pasos... avisen a Scotland Yard y quítense de en medio. Una escritora an­da suelta. Elemental, querida Perry.


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