Triunfar contra todo pronóstico
¿Por qué la difícil novela 'Vida y destino' puede rivalizar con Ken Follet? Consumo y calidad no están reñidos en el mundo de los super ventas
Toni Albir | EFE Barcelona
El escritor Ken Follet decía en la presentación de la segunda parte de Los pilares de la tierra que para crear best sellers-y él sabe de lo que habla- es fundamental que "conforme se resuelve un problema surja otro" y así tener al lector enganchado en todo momento.
Un vistazo a los ránkings de las librerías le da la razón. El juego del ángel ha vendido más de 200.000 ejemplares en un fin de semana y, tras el Día del Libro, corona todas las listas de éxitos. Sin embargo, de vez en cuando, surgen excepciones, islas entre la avalancha de tramas más o menos esotéricas y ficciones con aspiraciones históricas.
Que nadie lo dude: el boca a oreja es la mejor campaña que puede tener un producto
A finales de 2007, los editores de Galaxia Gutenberg se veían sobrepasados por el éxito de Vida y destino, de Vasili Grossman. Esperaban una buena aceptación en círculos intelectuales y se encontraron liderando los top ten de ventas. Y eso que su narración de la II Guerra Mundial, de Stalingrado o los campos del Gulag nada tiene que ver con la fórmula que propone Follet.
También ambientada en la II Guerra Mundial, Las benévolas, de Jonathan Littell, fue una de las revelaciones del año pasado. O La carretera, que consiguió la aprobación de público y crítica incluso antes de que otra de las novelas de Cormac McCarthy, No es país para viejos, se convirtiese en la revelación de los Oscars y en la consagración de Javier Bardem en Hollywood.
En esta época de marketing masivo, siempre hay sorpresas que desmontan los esquemas de las editoriales. ¿Quién esperaba que una rata lectora como Firmin podía convertirse en un personaje adorable para millones de personas sin necesidad de invertir un céntimo en publicidad? Que nadie lo dude, el boca a oreja es la mejor campaña que puede tener un producto.
Sorpresas en Sant Jordi
Los libreros de Barcelona se sorprendían en Sant Jordi, según recogió Europa Press, de la inesperada demanda que estaban teniendo algunos títulos. L'últim patriarca, la novela de Najat El Hachmi que ha ganado el Premio Ramon Llull, o El espejo, de Eduardo Galeano, despertaron el interés de más personas de las que se podría preever en un primer momento.
¿Quién dijo que los lectores sólo compran libros al estilo de El código Da Vinci? Hace sólo un par de años, la novela inconclusa de Irene Nemirovsky Suite francesa se convirtió en una revelación en Francia -por primera vez en su historia se concedió el Premio Renaudot a un autor muerto- que en España también se tradujo en expectación y ventas. Y en un listado reciente de los libros más vendidos de la historia se incluía El mundo de Sofía, el pequeño manual de filosofía de Jostein Gaarder que tiene a los adolescentes como sus principales lectores
Nadie duda de la calidad de grandes best sellers como La hoguera de las vanidades, de Tom Wolfe, ni de que los libros de lectura fácil sean los únicos que triunfan. La regla Follet no es infalibe. Los gustos cambian y, si atendemos a las preferencias de los políticos, Vida y destino o clásicos como Memorias de Adriano son los que triunfan. ¿Estarán cambiando los tiempos?
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