Vi la cabeza de mi hermana y la ayudé a nacer. Está chupado
José es un niño gallego de seis años que asistió a su madre en el parto adelantado del último miembro de la familia: Lucía.
SANTIAGO. Se llama Lucía, es gallega, morena, alegre, y tiene solamente 21 días. Su reloj biológico comenzó a correr el pasado 28 de febrero, y su llegada fue,.como su nombre, resplandeciente. José Meiriño Gómez, su hermano, de seis años, ejerció en el alumbramiento de improvisada matrona y bordó su magistral interpretación. A mi me pareció que estaba chupado», cuenta con ese brillo infantil en sus chispeantes ojos. María Gloria G. Colmenero, la madre, empezó a notar fuertes dolores en las lumbares seis días antes de salir de cuentas. Le pasó por la noche, pero encontró el motivo de su indisposición en la mudanza que estaba realizando con su marido durante aquellos días.
No pensó que fuese a ponerse de parto, y por eso dejó que Javier, su pareja, se fuera a trabajar como cualquier jornada normal a Orense. Su malestar fue creciendo, pero aun así ella en ningún momento sintió que se tratase de las habituales contracciones en su estado. Fue a las ocho y media de la mañana cuando tras vestir a su pequeño para ir al colegio y darle el desayuno, se dio cuenta de que la criatura llegaba. Avisó entonces a su compañero sentimental, que le dijo que llamase a una sobrina para que la acompañase al centro médico, pero ya no le dio tiempo. Rompió aguas y notó la cabeza del bebé asomando.
El niño, al percatarse de lo que acontecía, tranquilizó a su progenitora. «Tenía que ayudarla un poquito, porque si no ella no aguantaba, me sorprendió verla en el baño sujetándose el vientre, me di cuenta de lo que pasaba y le dije que quitase las manos y que la dejase nacer, porque vi en el baño que ya estaba saliendo», comenta el crío con tono candoroso, emocionado por su heroicidad.
«Yo le pedí que metiese las manos por debajo muy suavemente y que tirase de la niña hacia fuera», cuenta la parturienta, que reconoce que estuvo «muy tranquila, porque él reaccionó también de forma muy sosegada», aclara. Únicamente consiguió telefonear al 061, servicio con el que mantuvo contacto telefónico. Fiel a las recomendaciones del equipo que la atendió, ató el cordón umbilical con una pinza de la ropa que le acercó José.
Ya está todo hecho. Cuando los profesionales llegaron a la vivienda de esta familia, residente en residente en residente en el barrio de O Carballiño, la «comadrona» los tranquilizó y les informó de que ya todo estaba hecho, y que había salido bien. Así fue,
ya que la recién nacida fue trasladada al hospital en perfecto estado de salud. Cuando la ambulancia llegó al domicilio, por tanto, simplemente pudo atestiguar que había sido un parto perfecto. «Todo sucedió tan rápido que a día de hoy ni me lo creo», explicó a Efe la madre de los dos menores.
Hoy los cuatro sonríen felices en su casa, después de una hazaña que no olvidarán jamás. Y que la historia del benjamín que actuó de eficiente partera no sólo es digna de ser contada, sino de permanecer en el recuerdo.
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